Un hermoso día de otoño pero ventoso, a Kevin se le ocurrió ir a la plaza que
estaba a la vuelta de su casa con su barrilete multicolor.
Él vestía con tres mangas, pero el frío que hacía,
iban a ser muy pocas. A Kevin no le
importó, pero a la media hora ya empezó a
tiritar ¡trrrrrtrrrrrtrrrrr! Por el frío empezó a correr buscando al sol. De
pronto vio que había un camino de tierra ¡con flores de otoño!, lo siguió. Caminó,
caminó y caminó. Ya oscurecía y Kevin se había ido muy lejos y cada vez hacía
más frío. No tenía otra que volverse pero no sabía por dónde. Entonces se
acostó en el suelo a mirar el cielo.
Observando y observando las estrellas vio una
constelación que miraba como para el sur y se acordó de un relato que hablaba
de un grupo de estrellas en forma de cruz que miraba hacia el sur. Miró hacia
donde indicaban y se fue para el norte
porque allá estaba la plaza. Caminó, caminó y llegó a la plaza muy tarde, ya
era como la una de la mañana. Llegó a la puerta de su casa y estaba cerrada.
Entonces se subió a un árbol y entró por la ventana de su pieza. Durmió hasta
el otro día mucho, mucho, y menos mal que era sábado.
CECILIA ANDRISANO
4ºB